El camino a la felicidad.

      Aunque la vida sea un camino de rosas (como se suele decir) también tiene espinas, pero eso no debe ser un problema para seguir caminando, pues solo debemos mirar en donde pisamos y disfrutar de las vistas durante el recorrido.

      Cada día puede ser único si nos lo proponemos. Sólo hay que sonreir y mirar el lado bueno de las cosas, la vida no es una carrera, hay que ir despacio, mirando a nuestro alrededor, parando a oler las flores del camino  y disfrutando de las personas que más queremos. 

                                                 Vivid cada día como si fuera el último.